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Día 5 (7-10-2019)

VENTAJAS DE VIAJAR EN TREN

Basada en la novela homónima de Antonio Orejudo publicada en el 2000, siempre se habló de que se trataba de algo casi inadaptable para la gran pantalla. Es por esa razón que, desde que se empezó a gestar el proyecto, la expectación y las expectativas eran elevadas. Y, a juzgar por las primeras impresiones, el enorme reto ha sido superado.

Supone la primera película como director de Aritz Moreno (autor de cortos como Bucle o Cólera), y su puesta en escena es tan cuidada y meticulosa que no da la sensación de hallarnos frente a un debut. Ventajas de viajar en tren es tan desconcertante, loca e impredecible que es difícil saber por dónde podemos empezar a hablar de ella. Cuando va en una dirección y parece que va a mantenerse ahí, da un giro de 180º que nos conduce a otro lugar e incluso nos hace cuestionar todo lo que hemos visto hasta el momento. Y esto ocurre varias veces a lo largo el metraje.

Mezcla tonos y géneros tan dispares como la comedia surrealista, humor simple y otras veces muy negro, el thriller, y hasta se atreve con secuencias que rozan el drama y el terror psicológico más turbio. Hay ecos de Spike Jonze, de Javier Fesser, pero la película mantiene una personalidad muy fuerte. Resulta tan valiente, decidida y arriesgada que puede pecar de algo excesiva a veces, sobre todo en momentos puntuales a partir del segundo acto. A pesar de eso, mantiene una unidad y un equilibrio en absoluto fáciles de obtener que, además, se apoyan en un reparto de lujo que aquí está espectacular.

Una de las películas españolas más importantes del año, y una de las más efectivas, originales y peculiares que se han visto en mucho tiempo.

ANTRUM: THE DEADLIEST FILM EVER MADE

Este found footage nos puede recordar, por su planteamiento, a The Ring o a El fin del mundo en 35mm (El episodio que dirigió Carpenter para Masters of Horror): El hallazgo de una película que, quien se atreve a verla, muere horas o días después en circunstancias extrañas.

Hasta aquí nada nuevo, pero tras el prólogo Antrum juega con algo distinto y es que pasa a mostrarnos a los espectadores esa supuesta película. Una idea destacable, no tiene mala pinta en un principio y tiene su punto de misterio pero, aunque no es efectista, termina siendo tediosa, aburrida y poco interesante. Ha habido, eso sí, un gran trabajo de puesta en escena, fotografía y montaje porque las texturas hacen creer en casi todo momento que podríamos estar, perfectamente, ante un film elaborado hace 30 años.

Antrum es honesta en sus propósitos y, aun estando tan manoseado el subgénero found footage a día de hoy, partía de una buena base. Pero, sin dudarlo, se queda a medio gas.

EL ASESINO DE LOS CAPRICHOS

Gerardo Herrero, como productor, es uno de los más destacados del cine español en los últimos veinte años. Su nombre está detrás de varias películas de Álex de la Iglesia, Cesc Gay o Sorogoyen, además de exitosas co-producciones con Argentina como Lugares comunes, El aura o El secreto de sus ojos. Como director, su carrera es extensa y hay títulos estimables, pero en general ha tenido menor suerte con la crítica y con la taquilla.

Innovar a día de hoy en el cine con una trama policíaca que gira alrededor de un asesino en serie es complicado. El de la película de Herrero se inspira en los Caprichos de Goya donde, principalmente, se satirizaba a la nobleza de la época, y sus víctimas pertenecen a la clase alta del Madrid actual que está relacionada con el mundo del arte. El asesino de los caprichos posee una buena base, y que dos actrices como Maribel Verdú y Aura Garrido interpreten a las policías que llevan el caso aumentan las expectativas. Y no es una mala película, funciona como entretenimiento ligero, pero creo que desaprovecha su potencial.

Está dirigida de una forma tan correcta como impersonal, ya que no hay nada en su puesta en escena que resulte memorable. Y por el uso, en algunas escenas, de una cámara en mano con demasiado movimiento, y de un CGI un poco cantoso y no muy bien disimulado, parece más bien que estamos ante una película hecha para emitirse en televisión y no para exhibirse en pantallas de cine. Además del tema de los asesinatos, apunta también a criticar, aunque sin profundización, a las élites políticas y su corrupta relación con altos cargos policiales.

Un thriller que se deja ver pero que, igualmente, se olvida con facilidad. Espero equivocarme, pero creo que el recibimiento de la nueva película de Herrero será muy tibio.

THE LIGHTHOUSE (EL FARO)

Después de la excelente La bruja, ésta segunda película de Robert Eggers le confirma, sin cuestionamiento alguno, como uno de los cineastas más prometedores del cine de terror y fantástico actuales. No se acomodó tras el éxito de su debut ni nada parecido, pues The Lighthouse es aún más ambiciosa, atípica y con un nivel de exigencia alto.

Filmada en un extraordinario blanco y negro y en formato 1.19:1, con la pantalla prácticamente cuadrada, consigue una atmósfera angustiosa y tétrica desde el plano inicial que te envuelve y no te suelta hasta el final. Un prodigio a nivel estético que alude, sin problema, a Murnau o a los dramas psicológicos más espeluznantes de Bergman. Las sombras de Poe, Lovecraft o, más explícitamente, de Herman Melville como referentes literarios también sobrevuelan la historia, del mismo modo que lo hace la mitología griega. Otro punto fuerte es el diseño sonoro y la música, tremendos, con efectos de sonido desquiciantes que, unidos a las poderosas imágenes, aumentan el ambiente malsano y perturbador.

The Lighthouse es muy distinta a La bruja. Los elementos que tienen en común son el ritmo pausado, y el hecho de que sea un film que quiera desmarcarse del canon del cine de terror contemporáneo. Ni siquiera se parecen en la utilización de la tensión. Mientras que La bruja va in crescendo según van pasando los minutos, en The Lighthouse nos encontramos con escenas de una tensión fuerte con otras más calmadas, y así se van alternando durante el metraje hasta llegar a un desenlace sorprendente y estremecedor. Esa incertidumbre la siguen y la acentúan impecablemente sus dos “únicos” intérpretes, Willem Dafoe y Robert Pattinson, absolutamente colosales, y que protagonizan un brutal duelo actoral digno de enmarcar.

Como sucedía con La bruja, The Lighthouse no convencerá a todo el mundo, pues Eggers se la juega mucho y no es nada complaciente con el espectador. Ahora bien, aquellos a los que este film se les introduzca bajo la piel y dentro de su mente, no lo van a olvidar fácilmente.