He de confesar que esta novela me impactó de golpe al primer vistazo. Su título me recordaba un lugar muy querido para mí, ubicado en la Comunidad Valenciana, consiguiendo que aflorara una sonrisa inesperada. En esta narración, Porta Coeli es una residencia, digamos de ancianos, aunque se haya adaptado su finalidad a la destinada para un montón de ellas en el país: una especie de vertedero de humanos, desechos sociales que ofenden al destrozado Gobierno.

Nos encontramos en un futuro no muy lejano, tan solo unas décadas más allá de nuestro presente real. Una devastadora guerra ha desestructurado el mundo, y tanto ancianos como drogadictos y personas con problemas mentales, son enviados a residencias, ubicadas en polígonos industriales... En la de Porta Coeli dejan pasar sus días de forma apática dos hermanos, casi ancianos y gruñones, nostálgicos de otros tiempos que consideran no fueron capaces de aprovechar en medida alguna. Fracasados, frustrados, viven su aislamiento personal con respecto al resto de internos, apoyándose el uno en el otro de una manera peculiar: una constante burla del uno hacia el otro. De repente, una mañana todo cambia. El mundo parece haberse vuelto loco. Ven a gente devorando a otras personas. Y esto modifica también su manera de valorar sus propias existencias. Nace un aliciente imprevisto: sobrevivir. Una oportunidad para dejar huella en la historia.

Aunque abundan las descripciones de chacina humana habituales en este tipo de novelas, nos encontramos con algo diferente. Toques de humor bastante originales, diálogos entretenidos, reflexiones sobre lo mundano y lo divino se esconden en el tópico despliegue descriptivo de la clásica novela de zombies.

Para los amantes de la acción, resultará muy eficaz, aunque no presente demasiadas localizaciones. Ni falta le hacen. Vamos a asistir a un combate de egos entre dos personajes, J.C y M.C.-así se llaman los hermanos-impregnando el devenir de la narración, como si la batalla real por la supervivencia ante los indómitos monstruos fuera lo de menos. Asistiremos atónitos a un clima de comicidad que no resta verosimilitud a la novela, sino que la hace más cercana y tierna. De alguna manera, el autor consigue que ambos personajes vayan revistiéndose de humanidad a la vez que el mundo la va perdiendo. Realmente, esta novela superó mis expectativas a estas alturas. Siendo un subgénero bastante explotado y manido, me ha sorprendido para bien cómo ha sabido congeniar elementos tópicos con una muy acertada disección psicológica de los personajes.

La recomiendo, por supuesto, y espero que su autor continúe divirtiéndonos con futuras creaciones.

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