Antes de que el orgullo de la defensa de la pureza de géneros conduzca a mi lapidación, he de decir que me he topado, por casualidad, con esta obra primeriza...y no me ha decepcionado en absoluto. Se trata de un thriller policiaco, con gotitas de novela negra, muy bien estructurado y aderezado de escenas de acción verdaderamente soberbias.

Dicen que el dinero no da la felicidad, pero que ayuda a resistir las penas...bueno, en el caso que nos ocupa, un billete de 20 euros se nos presenta como un objeto "maldito". Todo el que lo soba, lo lee, lo lleva o lo trae, quedará sometido al escarnio del destino. En este sentido, aparte de pertenecer la obra al género de ficción, casi la podríamos encasillar en lo fantástico. He dicho "lo lee", sí; porque, aparte del texto común a todos los billetes del mismo valor, el que aparece como leit motiv en "20 euros", lleva impresa una leyenda escrita a bolígrafo: "El dinero siempre huele bien, venga de donde venga".

Se trata de una novela compacta, de capítulos cortos, en los que los personajes entran, salen, como en la obra de Camilo José Cela, "La Colmena"; unos capítulos que zarandean las emociones con el mismo vaivén que sufre el fatídico billete, que conecta la maldad congénita del ser humano; el billete es un elemento casi mágico. Por si no fuera suficiente con lo explicitado, para quien se haya acercado a la saga de "El libro sin nombre", esta novela posee unos atractivos muy comunes: lo sórdido, lo tabernario, los bajos fondos, los personajes de rasgos tópicos, pero enquistados en el retrato de cada uno de manera muy original y trabajada, aunque sometidos a un sentido más real de la existencia.

Por la novela circula la escoria humana, como el magnate Figueroa: prostibulario, empresario corrupto que maneja a los políticos con el látigo de su soberbia, embadurnado por la droga, por los trapicheos y los apaños ilegales con gobernantes y altos mandos policiales. Es el pellejo áspero como la lija que desgasta las vidas de los toxicómanos Fede y Filo; el primero es un "pringao" que decide abusar de su suerte, escapando del centro de rehabilitación que como premio gordo le ha permitido escapar de la cárcel, última ayudita que podrá prestarle su padre, un político corrupto que cayera en desgracia; Filo es una sabandija que ha montado un imperio, aunque como un monarca menor, en el nefasto mundo del contrabando de drogas. Sus enredos se llevarán por delante las ilusiones de gente con apenas esperanzas, como Carlos, el hermano de Fede; o Gloria, la amante madura de Carlos, ricachona insatisfecha cuyo marido es otro corrupto más...En esta lavadora de acciones medidas por el botón de un billete que vuela de mano en mano, se verán implicados hasta nueve personajes con empaque, como el bien diseñado inspector, elemento honesto, pero atormentado por un pasado de mala suerte; Cristóbal, un desgraciado empleado en un oficio sin beneficio, al que todo empieza a irle mal o, incluso, personajes menores como Cirilo, el gitano traidor a su raza.

Por momentos, parece que estemos visionando las imágenes más sugerentes de la película "La Jungla de Cristal", eso sí, con el trasfondo particular de la crisis actual. Entre brutales escenas, típicas de sagas como "El Padrino", frenéticas persecuciones y tiroteos insistentes, se nos ofrece una realidad plasmada sobre una ciudad tranquila, pequeña, porque la basura puede meterse en bolsas minúsculas.

Faltas de ortografía a destacar en lo negativo, aunque bien podrían deberse a errores tipográficos que en nada afectan a la gran calidad que manifiesta la novela en su conjunto.

¿Se hará justicia o imperará la Ley? Quien quiera saber más, lo tiene todo en esta novela, muy recomendable.